miércoles, 25 de mayo de 2011

Hoy...ayer

...me despierto por la mañana con un pensamiento en seco, repentino, con el que pretendo adividar qué me deparará el día.

Ya he aprendido a relacionar sentir-pensamiento e instante. Me nace una respiración tímida pero calmada...tengo esperanza...el día puede comenzar en cada momento.

Mis pies ya no arrastran el color oscuro que te hacía reir...¡cuánto me hacías reir con ello!. Puedo apreciar el desagrado en las pisadas y me limpio mis lindas bases...y me calzo y me regocijo en lo confortable que resulta todo.
A veces me pongo colonia, me gusta para estos casos 'fresquita', de niño pequeño....casi me resulta que me estoy cuidando mejor. Y huelo profundamente la palma de mis manos, después de haberme masajeado y querido y apreciado la forma tan amable que encuentro en mis pies.

Y viajo...Viajo mucho, demasiado rápido a las sábanas impolutas, al colchón bien colocado, al fresco de unos barrotes que se me antojan brazos...al pequeño mundo que un día fue mi primer patio.

Viajo a esa maravilla-promesa de los encantos.

Viajo a la cara limpia de mi madre-amor, cuando nos miramos.

Viajo al cajon de ropa que mis hermanas me han dejado y que entre bolas de alcanfor supo mi madre guardarlos.

Viajo a la bañera tibia, al jabón...a los juegos, las sonrisas, el compartir, tus manos, los chupetes. las papillas de galleta, naranja y plátano, las llanteras de cada uno, mis hermanos, mis hermanas, los olores expandidos, sus encantos...

Nuevos mundos atendidos, cuidados, mimados, queridos, abrazados; dejando en el aire un susurro, una canción; en la piel una brisa-caricia; en la cara unos labios; en los ojos la inmensidad.

Esperanza absoluta para una vida que comienza; experiencia necesaria de inminencia para esta vida que continúa.

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